lunes, 5 de octubre de 2009

Comprar la verdad



El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo
imaginar qué vendían. Entró, se acercó a la señorita que estaba en el primer
mostrador y preguntó:... -Perdón, ¿ésta es la tienda de la verdad?

-Sí señor, ¿Qué tipo de verdad anda buscando: Verdad parcial, verdad relativa,
verdad estadística, verdad completa?

Mmmmmm.... Así que aquí vendían verdad.
Nunca se había imaginado que eso era posible, llegar a un lugar y llevarse
la verdad, era maravilloso.

Verdad completa, contestó el hombre sin dudarlo. “Estoy tan cansado de mentiras
y de falsificaciones” pensó, “No quiero más generalizaciones, No justificaciones,
engaños ni defraudaciones. -Verdad plena – ratificó –
Bien, señor, sígame. La señorita acompañó al cliente a otro sector y señalando
un vendedor de rostro adusto, le dijo: -El señor lo va a atender.

El vendedor se acercó y espero que el hombre hablara. -Vengo a comprar la
Verdad Completa. -Ah, perdón, ¿el señor sabe el precio? -No, cuál es?
– contestó rutinariamente. En realidad, él sabía que estaba dispuesto a pagar
lo que fuera por toda la verdad.

Si usted se la lleva - dijo el vendedor el precio es que nunca más podrá estar en paz.
Un frío corrió por la espalda del hombre, nunca había imaginado que el precio fuera
tan grande. -Gra… gracias, disculpe… - balbuceó.

Se dió vuelta y salió del negocio mirando el piso. Se sintió un poco triste al darse
cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que
todavía necesitaba algunas mentiras donde encontrar descanso, algunos mitos
e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener
que enfrentarse consigo mismo. “ Quizás más adelante ”, pensó.

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